miércoles, 18 de noviembre de 2015

13-N

El calendario tiñe de rojo una fecha más. El 13-N París fue el escenario de un atentado reivindicado por el Estado Islámico que conmocionó al mundo, dejando 129 muertos en diferentes ataques llevados a cabo en la capital francesa. Un escalofrío para Europa, un mazazo para Francia pero, sobre todo, 129 vidas inocentes arrebatadas a cientos de familias, de la manera más egoísta, dictatorial e ilógica (si es que alguna vez existió lógica alguna para dar muerte a alguien)

Una vez más la religión trató de imponerse por la fuerza, como si se pudiera obtener un resultado positivo de ello, “si no crees en mi dios, te mato”. ¿Acaso piensan que vamos a comenzar a adorar todos a Alá después de actos como este?¿Cuál es el fin? Aún conmocionado pienso: Si tu dios te ordena matar a todo el que piensa diferente, tendrás que preguntarte si merece ser tu dios. Una vez más han pagado justos por pecadores y esto no es el comienzo, pero tampoco el final.

Esta guerra es la misma de la que huyen miles de sirios a los que hemos bautizado como “Refugiados”. Esas personas que abandonan su tierra que se ha convertido en un campo de minas. Las mismas que caminan kilómetros en busca de una entrada que dé a algún país donde puedan continuar con sus vidas sin temer por ellas. Las mismas que tantas veces han sido deportadas o a las que Europa les ha cerrado las puertas porque “eran demasiados”. Todos tememos lo mismo, todos huimos de lo mismo, porque cuando nos alcanza nos duele igual.

Sin embargo, solo cuando caen las bombas en los países poderosos es cuando se da una repercusión a nivel mundial. Así, tras la barbarie cometida por el Estado Islámico el pasado 13-N, Francia, como es normal, ha invadido sus calles de policías y soldados con el fin de atrapar a los ejecutores, pero ha ido más allá. Ha triplicado sus esfuerzos militares incrementando los bombardeos sobre Siria, reclutando ayuda internacional de Reino Unido, Rusia, Alemania, etc.

Francia (y el mundo), pretenden acabar con los asesinos asesinando. Si algo nos ha enseñado la historia es que la guerra nunca ha solucionado nada, pero esta lección tan básica se nos olvida muy a menudo. Las familias de las víctimas necesitan todo el apoyo mundial, necesitan saber que no están solas, pero dudo que necesiten ver muertos a los responsables del 13-N para dormir más tranquilas. La solución no pasa en ningún caso por quitar vidas ya sea para imponer o para responder. La quinta potencia mundial ha sido herida y responde disparando a todas partes como un niño enrabietado.

Mi más sincero pésame para las víctimas del atentado del 13-N. Mi más sincero pésame, igualmente, para las víctimas de la respuesta francesa, inglesa, alemana o de cualquier país. Me entristece ver un mundo en el que los países quieren imponerse matando a los que no tienen el menor interés por imponer nada. Mientras, en la otra mitad, ponemos banderitas en Facebook intentado aparentar que estamos de parte de los afectados (que en este caso parecen ser solo los franceses, pues jamás he visto una banderita sola siria) O bien, los países con mayor nivel de riqueza y mejor calidad de vida, continúan incrementado su bolsillo fabricando y vendiendo armas a África y a Oriente Medio mientras se compadecen de las víctimas de los atentados. Luego está el papel que juegan los medios para comunicar que los bombarderos franceses solo han alcanzado fábricas y arsenales. Y que las balas de los yihadistas han matado a 129 personas y herido a 352.


A todos aquellos que ejerzan el terrorismo, ya sea disparando a inocentes a bocajarro tras un burka o pulsando botones, con traje y corbata, os doy el mismo mensaje. Vuestro error no debe pagarse con nuestras vidas, así que, por favor, id a otra parte y mataros entre vosotros. Gracias.

martes, 15 de septiembre de 2015

TORDESILLAS IMPUNE, OTRA VEZ

Un nuevo 15 de Septiembre vuelve a traer con él la más que polémica costumbre de lancear a un toro hasta la muerte. Una función que arrastra a cada vez más personas indignadas solicitando el cese de la misma por la brutalidad que la caracteriza. Entre tanto, Tordesillas, año tras año va ganando notoriedad en el mapa de España.
Así pues, una vez más encontramos: a un lado a los habitantes del pueblo que asisten un año más a presenciar, o participar,  en su fiesta particular. En el lado opuesto se asientan los miembros de diferentes asociaciones y partidos animalistas que hasta hoy, a pesar de sus protestas, no pueden sino seguir contemplando incrédulos el acontecimiento. Entre ambos bandos, por supuesto, el toro, que como un testaferro es el blanco de la diana. Y, desde la barrera, el alcalde y los organizadores de la feria.
Pasan los años y aumenta la tensión, especialmente entre tradicionalistas y animalistas. Los primeros exigen poder celebrar su fiesta ya que están en su casa, y aseguran que el animal no sufre al hacerlo. Los segundos demandan el final de una tradición propia del siglo XVII.
Ahora bien, saltando la afirmación realizada con absoluta escasez de inteligencia de que “el toro no sufre” todavía hay quien respalda este acto en que se trata de una tradición. De dar por válido este pretexto, se pregunta un servidor, ¿por qué el ser humano ha optado por abolir las batallas entre gladiadores? Es cierto que Las Ventas no es el Coliseo romano, pero yo aseguro que, de mantenerse esa tradición nuestra plaza de toros se llenaría todos los años, incluso habiendo que pagar para presenciarla. De modo que, queridos participantes y espectadores de “El toro de la vega”, quizás deberían plantearse el por qué se han abolido ciertas tradiciones a lo largo de la historia y, cómo es posible que en plena edad contemporánea aún exista un pueblo de Valladolid cuyos habitantes sigan anclados en una tradición prehistórica por el simple hecho de que les produzca gracia o placer, como le producía al César ver sangrar a un luchador en la arena.
Y ahora me repetirán lo que han dicho ya a los animalistas que han estado intentando sabotear su diversión: “Esa es su casa y ustedes pueden hacer allí lo que quieran”. Créanme cuando les digo, que si paso por delante de un piso, pongamos un bajo, y veo por la ventana a un hombre acuchillando a su mujer (o a la inversa) no me quedaría parado. Quizás llamase a la policía, quizás incluso a su puerta, pero no pasaría de largo pensando que ese señor, o señora, está en su casa y puede hacer lo que quiera en ella. Y diré más, aún siendo como son no creo que ninguno de ustedes actuara de forma diferente en la misma situación.
Seguramente sean ustedes habitantes suficientemente despiertos para adivinar que se les acaba el tiempo. Quizás este haya sido el último año que cumplen con su “tradición” y quizás también sean ustedes más que capaces de girar la cabeza y observar como, mientras ustedes satisfacen su entusiasmo asesinando a un animal indefenso, el alcalde de Tordesillas satisface el suyo por partida doble, presenciando, de lejos, eso sí, el asesinato injustificado de un animal y la batalla campal entre animalistas y tordesillanos, con el añadido cómico que proporcionan estos últimos cada vez que intentan justificar su injustificable tradición.


Por Jacob G.

domingo, 13 de septiembre de 2015

EUROPA ES UNA EXCEPCIÓN

Siria es un volcán en erupción desde hace casi cinco años. La insaciable guerra de una oposición por derrocar al actual gobierno de Bashar Al-Asad, acusado de haber creado un sistema corrupto y dictatorial que vulnera de manera reiterada los derechos humanos. Por su parte, el gobierno sirio, lejos de admitir una guerra civil, tacha de terroristas a estos grupos rebeldes y asegura que su fin es occidentalizar el país, acusación que se basa en las subvenciones que los opositores reciben por parte de países extranjeros como Estados Unidos. Tampoco debemos obviar el apoyo de Turquía, que ha dado victorias estratégicamente importantes al bando rebelde. Por su parte, el gobierno sirio cuenta con el apoyo de Irán, de China y de Rusia para mantenerse en el poder.

El fuego es alentado con la creación del denominado “Estado Islámico” en Irak que entrará en el conflicto más tarde pero con más fuerza logrando el control de importantes regiones, tanto en territorio sirio como en Irak, y creando así su propio país donde proclamarán el califato. Esta circunstancia ha llevado a alianzas entre gobiernos rivales decantados por el bando rebelde o el bando de Bashar Al-Asad, extendiéndose así de manera internacional una guerra cuya prioridad es ahora erradicar el califato.

La multiplicidad de enfrentamientos, el elevado número de bajas civiles y el futuro poco o nada prometedor sirio, ha llevado a una oleada de inmigración cuya magnitud nos recuerda a la acontecida durante la Segunda Guerra Mundial. Distintos países europeos, que en su momento han participado en el primer conflicto, apoyando a rebeldes o a Bashar, ahora se ven obligados a dar aquello de lo que presumían. De ellos depende la vida de cientos de miles de refugiados que escapan a las guerras de su país. El viejo continente es el destino más próximo para los afectados y Europa sabe que tiene que actuar con la hospitalidad que dice que lo caracteriza. Sin embargo, salpicados ahora por un conflicto en el que antes participaban a distancia, se comienzan a buscar alternativas que impidan la prórroga de esta situación, al menos en lo que a ellos se refiere.

Más antes que después Europa pondrá fin a la llegada de refugiados y la pregunta que estos se hacen es ¿dónde acudirán mientras prosiga la lucha armada en Siria? Entre tanto, como consecuencia del escaso respaldo que se les presta a estas familias, la entrada de inmigrantes en nuestras fronteras es aprovechada por mafias que las introducen de manera ilegal, en condiciones inhumanas y a precios casi impagables. Hasta hoy la única medida que se ha llevado a cabo es el número de inmigrantes que cada país acogerá, sin embargo, establecer una política regulatoria para la llegada de los afectados no está en los planes de los gobiernos europeos, ya que esta situación, piensan, es temporal y excepcional, y únicamente porque, esta vez, se les ha ido de las manos.



Por Jacob G. 

sábado, 20 de junio de 2015

Actos, no palabras

Tiempos inciertos nos ha tocado vivir. Un nuevo cambio de rumbo, que no es más que un añadido de tinta al libro de la Historia, es lo que atravesamos estos años.
Algo parecido a lo que se dio aquella noche del 9 de Noviembre de 1989, cuando la caída de un muro cerraba un capítulo del que pocos podían sentirse orgullosos. Desde entonces fueron muchos los que empezaron a levantar sus propios muros, más bien sus paredes de pladur, detrás de los cuales hacían vida.
Hoy los cambios no son tan evidentes pero, quizás se deba a que también ha cambiado la forma de cambiar. Los regímenes se agotan, los ideales antiguos ya no importan a nadie, los que siempre estuvieron arriba no han caído, pero han perdido la atención de la mayoría. Se desconoce qué vendrá ahora, pero se apuesta por algo diferente, alejado de los arcaicos métodos que se utilizaban para lograr la confianza de las personas. 
Y, en medio del cambio, una persona que ha sido gran cómplice del mismo, inesperado por muchos, el actual Papa, Francisco.  La reacción del conservadurismo más latente y significativo. La iglesia es un organismo que se extiende como la niebla, de manera difuminada, por lo tanto siempre ha resultado complejo delimitar su campo de interferencia. Interviniendo en política, en derechos humanos y, claro está, en religión, donde era intocable, hasta que llegó él que desde el primer día comenzó a derribar las nuevas paredes de pladur levantadas por cardenales, obispos, sacerdotes y demás. No estaba entre los candidatos con más probabilidades a ser  elegido tras la caída de Benedicto XVI, él era un gran desconocido. Sin embargo, quiso alguien, o algo, que fuera él quien se pusiera al timón de un barco hasta entonces encallado. 
El olor a podredumbre no escapó al olfato de Francisco que, sin dudar un instante, destapó todas las atrocidades cometidas y escondidas durante años bajo el pretexto de la voluntad de Dios. Escandalizado de los actos que aún se encontraban a la orden del día, Francisco actuó como lo haría un padre abochornado por la conducta de su hijo. Al nuevo pontífice no le tembló la mano a la hora de hacer públicos los hechos. Como un padre avergonzado, Francisco tachó de intolerable el comportamiento de quienes habían usado lo más sagrado con interese propios bien económicos, bien sexuales o bien, simplemente, con intereses. La iglesia estaba para servir, no para ser servida y para enseñar esto Francisco tuvo que practicar con el ejemplo. Renunció a sus privilegios de santo padre, pues la humildad es la cuna del predicador. Ha llevado a cabo encuentros con líderes de otras religiones con el fin, no de imponer, sino de mostrar respeto por los que consideran que la verdad está en otro sitio. Incluso ha publicado una encíclica en la que insta a cuidar y respetar el planeta como al ser vivo que es.
En sus actos está su credibilidad. Nunca un Papa había llegado tan lejos. Nunca nadie había mostrado al mundo en público que su privilegiado puesto era privilegiado porque le permitía servir a más necesitados. 
Francisco, con ejemplo y humildad, ha devuelto el sentido a la religión cristiana.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Señora, sus escrúpulos (II)

No ha dejado de sorprendernos desde que llegó y sigue haciéndolo... con tal de no irse. Una vez más, la ex ministra, Esperanza Aguirre, ha sacado a relucir su carácter infantil y consentido pero, eso sí, esta vez ni siquiera eso ha sido suficiente para obtener lo que se proponía.
Hace poco más de dos años, en pleno meollo de la corrupción del Partido Popular, con la cifra del paro batiendo récords históricos, la señora Aguirre llamaba "antisistema" a aquellos que se posicionaban en contra de las decisiones que tomaban Rajoy y compañía. Decisiones que traían el enriquecimiento del PP mientras continuaban los deshaucios, la reducción en becas, la privatización de servicios y la subida de impuestos, entre ellos el transporte publico. Aguirre animaba a estos que protestaban a que enmudeciesen y llevaran a cabo sus quejas mediante la formación de un partido político capaz de hacer las cosas mejor que el PP. Un año más tarde surge la formación Podemos, derivada del movimiento 15-M, el movimiento de los indignados por la política actual. Ahora, durante la campaña electoral de las ya pasadas elecciones municipales, la señora Aguirre, que ha decidido volver a presentarse tras las diferentes polémicas que estos años la han cubierto de gloria, lo hace sin programa electoral y con un solo mensaje, destruir a Podemos. Cuál sería su sorpresa cuando en los resultados descubrió que no iba a obtener la alcaldía esta vez, que se la iba a arrebatar democráticamente el mismo partido que ella invitó a formar. Los madrileños ya estamos acostumbrados a verla como a la niña consentida del PP, sacando a relucir esa arrogancia y prepotencia que tanto la caracterizan ante los medios en función de sus intereses (a veces para hablar contra los ciudadanos y otras contra su propio partido, con tal de contar con el respaldo de la mayoría) Sin embargo, tras los resultados de la votación vimos a una Aguirre atragantada, demacrada e incrédula ante su derrota. Viniendo de ella era de esperar que haría cuanto estuviese en su mano por presidir el ayuntamiento, lo que nadie imaginaba era que, una mujer de aires tan elevados, fuera capaz de arrastrarse, a escondidas (esta vez sí), para suplicarle al partido de la oposición un pacto electoral con el fin de que Podemos no se hiciera cargo de la capital.
Nos conocemos desde hace tiempo, señora. Usted ha robado estando en el poder, ha colocado a sus familiares en cargos que requerían de oposiciones y que así evitarían, ha apoyado medidas que más tarde ha recriminado, se ha burlado de la autoridad a la vez que exigía obediencia a las autoridades... Pues bien, el resultado ha sido el siguiente: su vida pública es un espectáculo bochornoso y su dignidad está por los suelos por méritos propios. A lo largo de su carrera usted ha ido vendiéndose al mejor postor una vez tras otra. La dignidad es algo que ya no sabría ni deletrear, quizás se lo tenga que hacer repetir el señor Pablo Iglesias varias veces.
Una vez más, señora Aguirre, se ha superado a usted misma. Su comportamiento, tan deplorable y rastreo en busca de más poder o dinero, ahora que parece que le empieza a escasear, resulta lamentable y ruin. Es usted la vergüenza de este país y ese título le acompañará a la tumba, por mayoría absoluta.
Una vez más, condesa, aquí tiene sus escrúpulos.

jueves, 14 de mayo de 2015

Señora, sus escrúpulos

Decidir, elegir, optar por, votar a… todo esto nos encanta a los madrileños, nos hace sentirnos importantes. Pero toda decisión tiene unas consecuencias y por eso debemos estudiar bien la situación antes de las próximas elecciones municipales. Esta vez partimos con la ventaja de conocer a una de las candidatas, la señora Esperanza Aguirre, que opta a presidenta de la Comunidad de Madrid por parte de Partido Popular.

Como nadie habrá olvidado, Esperanza Aguirre ya ha podido mostrar sus cartas como presidenta de la comunidad desde el año 2003 y hasta el 2012. Jugadas en las que ha sido capaz de actitudes ruines cuyo fin no iba más allá de conseguir poder sin importarle a quién pisar. Pero hagamos balance de sus actos, que es lo que de verdad nos importa.

Recordamos la cara que se nos quedó a los ciudadanos cuando la señora presidenta intentó engañar a los usuarios de Metro de Madrid con una campaña de Publicidad en la que comparaba nuestro transporte público con el de París, Berlín, etc. En esa campaña Aguirre decía que pagábamos menos que estos países, lo que no explicaba era lo que los usuarios fueron escribiendo en esos mismos carteles: (menos frecuencia, peores servicios, escaleras automáticas estropeadas, horario inferior, menos estaciones, incremento del abono mensual…

Recordemos también la cara que ponía la señora presidenta delante de las cámaras al hablar de la Sanidad Pública, inaugurando hospitales sin terminar pero eso sí, haciéndose la foto en la única habitación del pabellón con cama para que quede bonito.

Recordemos que mientras los españoles aguardan inmensas listas de espera, a Esperanza Aguirre se le habilita una habitación y un equipo médico para ella sola cuando precisó de atención médica. Así no funciona la Sanidad Pública señora mía.
Recordemos cómo nos cayó a los ciudadanos la noticia de que Esperanza Aguirre había colocado en puestos de trabajo privilegiados a unos cuantos familiares ahorrándoles la competencia y cobrando sueldos desorbitados.

Sin olvidar tampoco la recalificación de terrenos de la Ciudad Valdeluz o de Villanueva de la Cañada que hacían ganar a los tíos de Esperanza nada menos que dos millones de euros en seis años.
Recordemos, porque nos viene muy bien hacer memoria, la no tan lejana multa que le impusieron a Esperanza Aguirre por violar las normas de circulación estacionando su vehículo en doble fila en la propia Gran Vía. Recordemos como nuestra presidenta se negó a pagar la multa y se dio a la fuga.

Recordemos como estuvo cerca de arroyar a un policía, como tiró su moto y como, después de todo, ella misma decía que no había sido para tanto “como si nadie hubiera hecho nada malo nunca, ahora voy yo y por esto me quieren crucificar”. No, señora, queremos que cumpla con los deberes de ciudadano. Si no es capaz de eso no lo será tampoco de presidir la capital ni ninguna otra ciudad.

Sepa señora que en España no tiene cabida la gente como usted, ni como presidenta ni como vecina de enfrente. Usted podrá seguir intentando comprar a toda la población mayor de 70 años como intenta hacer, visitando salones de la tercera edad en vez de universidades e institutos porque allí no la quieren ver. Puede seguir creyendo que la táctica está en contradecir a Mariano Rajoy porque así da usted la razón a los que no comulgamos con sus palabras, pero usted y Rajoy son un mismo partido regido por unas mismas directrices y una misma política. Lo único que ha demostrado, señora, es que si usted fuera la máxima representante del Partido Popular las cosas serían diferentes… porque las haría mucho peor. Y mire que es difícil hacerlo peor que el señor Mariano.

Y todo esto es la conclusión que sale de sus actos como madrileña, no de sus palabras, de las que no se puede obtener verdad alguna. Pues los actos de las personas son los que nos dan la imagen más real de cada una. Y de usted, señora, lo único que nos dicen es que miente. Miente a costa de lo que sea para conseguir lo que pretende. Nos ha mentido a todos los españoles, ha intentado mentir a su propio partido, incluso por la espalda, y no ha tenido lo que debía de tener para fundar el suyo si tan en desacuerdo está como dice estar.

Ahora se le ha terminado el dinero y quiere más. Y lo pretende conseguir como mejor sabe hacerlo y como le ha funcionado hasta ahora: mintiendo sin escrúpulos.

Un consejo para usted... o mejor no. No le indicaría ni el camino al infierno, lugar que se ha ganado por mentirosa y donde quizás la hagan presidenta honorífica.


Aquí ya nos ha quitado usted bastante, señora.

lunes, 23 de marzo de 2015

WHO?


Lleva entre nosotros siete años y ya debe saber más que bien lo afortunados que nos sentimos al tenerle en nuestras filas. No resulta pues del todo acertado darle la bienvenida a estas alturas de modo que, en lugar de eso, aprovecharemos este espacio para celebrar el fin de los trámites burocráticos que lo convierten ya en un ciudadano más.

Y es que, al menos los que le tenemos cerca, siempre le hemos tratado como tal. Sin embargo, no ha sido así a la vista de quienes se consideran los dueños de un mismo pedazo de tierra fragmentado y separado por el Atlántico. Resulta surrealista que, aún en nuestros días, ambos gobiernos hayan puesto todas las trabas imaginables e insólitas para evitar que llegase este momento.

Una actitud que cabría esperar de sus familiares y amigos ha sido llevada al extremo, tanto por parte del país al que, ya con bastante dolor, deja atrás, como del que resulta su destino. El primero no quiere desprenderse de él, mientras que el segundo intentará por todos los medios no dejarle entrar. De ambos gobiernos solo se puede obtener una única conclusión: No son tan distintos.

Latinoamérica le va a extrañar, sin duda, más especialmente su tierra natal. España, por su parte, es el que mejor parado ha salido, pero ni se lo imagina. Por eso le ha recibido con solicitudes, exigencias, certificados, dinero…  Cinco mil millones de años y todo se reduce al dinero aún, en un momento en que el país no es capaz de levantar la tasa de paro de los casi cuatro millones… A pesar de todo, lo único que conseguía España era delatarse. Delatar su miedo a lo que viene de fuera, cerrar puertas, levantar barricadas y, con ello, perderse tanto…

Pero el fin de la partida está próximo y a España no le quedan fichas en el tablero para seguir atacando. Engler Ali Argimiro Bracho Sucre se ha ganado el título de español, que no es ningún orgullo, más que cualquiera de nosotros. Ya en lo poco que lleva con nosotros nos ha dado mucho más de lo que ha recibido.

Quizás me ahogue antes de terminar esta frase: Los que le conocemos podemos decir que es uno de los mejores acontecimientos ocurridos este país enfermo. Un país que ojalá algún día entienda que ya tenemos suficientes guerreros y que cualquier idiota puede ser un héroe.

Para terminar solo dos apuntes más.

En lo que a Engler se refiere: “Bienvenido, doctor”.

Y en lo que respecta a mi tierra, a partir de ahora: “¡Gerónimo!”


Jacob G.