viernes, 22 de agosto de 2014

Trabajadores del siglo XXI

Sí, han pasado siete años desde que comenzó la famosa crisis y aún seguimos escuchando que "lo peor está por llegar". Lo que sabemos a ciencia cierta es que cada vez salen a la luz más personas a las que les interesa alargar todo lo posible la sombra de una situación que arrasa a las clases más bajas. Quizás, donde más se están notando las consecuencias es en el terreno laboral.

Las escalofriantes cifras de parados (que contemplan solo a los alistados en el INEM) tienen efectos directos sobre la población, algunos muy evidentes como: el bajo nivel de renta, las pésimas condiciones de empleo, las facilidades del despido, la ampliación de la edad de jubilación, la dificultad de encontrar una independencia económica... esta última lleva a su vez a otras como la falta de ocupación de viviendas, la caída del negocio de la construcción o la dificultad de vender o alquilar viviendas.

Pero volviendo al terreno laboral encontramos que, aunque de manera tímida e insuficiente, se están llevando a cabo medidas para la contratación. Ayudas a empresas y a empresarios para que saquen del agujero del paro a los afectados, pero estas ayudas han caído en saco roto.

La famosa "libertad de horario" en los comercios pretendía incentivar la contratación, sin embargo el resultado, sin excepciones, ha sido la dilatación de las horas de apertura en estos comercios, cubiertas enteramente por el mismo personal. Esto provocó un aumento del volumen de trabajo para los trabajadores, ya que en el reparto de faena tocan a menos empleados. A pesar de ello los sueldos de los mismos se han mantenido inmóviles.

La situación laboral del país y de Europa muestra las dos caras de una moneda que, desde perspectivas opuestas, tiende a mostrar grabados muy semejantes: Una de ellas muestra a los empleados agarrándose a lo que pueden para conservar sus puestos de trabajo. Mientras que la otra nos enseña a los parados que, desesperados por la necesidad de introducir ingresos en sus casas, aceptan cualquier puesto que se les ofrezca.

La convergencia de ambos puntos de vista se encuentra en los empresarios. Ellos son conscientes de la masiva demanda de empleo que sufre la sociedad y de la escasez de ofertas. Saben que los candidatos son fácilmente prescindibles y, por ello, no tienen por qué pillarse los dedos. Resulta barato echar a un empleado, y extremadamente sencillo encontrar a otro, antes que convertir en indefinido al primero. La renovación de las plantillas es constante, la estabilidad del trabajo es inexistente para los empleados (otra razón por la que estos no pueden acceder a préstamos ni adelantar fianzas).

Vistas las dificultades en el terreno laboral muchos aprovechan para estudiar hasta que la situación se estabilice. El aumento de la obtención de titulaciones y másters por parte del alumnado abre una gran brecha especialmente entre graduados, universitarios... y titulados de FP o Bachillerato. La formación se vuelve cada vez más irrelevante y, lo que antes se podía conseguir con una carrera hoy precisa de carrera y máster o de doble titulación. Esto no se da por la necesidad de preparación del alumno, sino por la imagen del currículum, también conocida como "titulitis".

Mientras a falta de cimientos se siguen construyendo tejados, cada día es más difícil encontrar lo que algunos llaman esperanza y otros menos optimistas definen como fe. El día en que un empleado, hoy temeroso de ser reemplazado, pida la baja voluntaria. El día en que un parado llegue a una entrevista de trabajo y, tras superarla, diga en la cara del jefe de recursos humanos "No, gracias". El día en que los empresarios se vean obligados a mejorar (bastará con normalizar) las condiciones de trabajo para sus empleados si no quieren encontrarse sin candidatos o conformarse con los más incompetentes, velando para que sus decisiones no causen su ruina.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Hasta siempre capitán

¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán! Nuestro viaje ha terminado;
el buque tuvo que sobrevivir a cada tormenta, ganamos el premio que buscamos;
el puerto está cerca, escucho las campanas, todo el mundo está exultante,
mientras siguen con sus ojos la firme quilla, el barco severo y desafiante:

Pero ¡Oh corazón!¡Corazón!¡Corazón!
oh, las lágrimas se tiñen de rojo,
mi Capitán está sobre la cubierta,
caído muerto y frío.

¡Oh capitán! ¡Mi capitán! Levántate y escucha las campanas;
levántate, izan la bandera por ti, por ti suenan las cornetas;
por ti ramos y cintas de coronas, por ti se amontonan en las orillas;
Por ti te llama la influyente masa, giran sus rostros impacientes;

¡Aquí Capitán!¡Querido padre!
Este brazo bajo tu cabeza;
Es como un sueño sobre la cubierta,
Has caído muerto y frío.

Mi capitán no responde, sus labios están pálidos e inmóviles;
Mi padre no siente mi brazo, no tiene pulso ni voluntad;
El barco está anclado sano y salvo, el viaje ha terminado y se ha hecho;
De un viaje temeroso, el barco triunfador, entra con su objetivo realizado;

Exultamos, ¡oh costas y tañidos, oh campanas!
Pero yo, con triste pisada
Camino en cubierta donde está mi Capitán
Caído muerto y frío.

domingo, 10 de agosto de 2014

Paren la guerra por vacaciones

Mientras que en la frontera de Gaza vuela por los aires el séptimo u octavo intento de tregua, los mandatarios de las principales potencias mundiales lo tienen claro, están de vacaciones. Y es que hay que entender que este año ha sido duro, laboralmente hablando, para ellos. Comenzaron frotándose las manos al toparse con la reactivación de la mecha entre palestinos e israelíes.

Se trata de un conflicto que no les repercute directamente pero del que pueden sacar provecho. Al no ser ellos los causantes directos del suceso en cuestión se encuentran en una posición privilegiada. Estos todopoderosos, en función de sus intereses, prestarán ayuda a uno u otro bando ampliando el conflicto tanto como les convenga y sin mancharse las manos.

Lo harán con impolutos pero aburridos trajes y complementos de Emidio Tucci y Louis Vuitton, tras haber sido recogidos por su chófer en sus limusinas oficiales y conducidos a sus lujosos y respectivos palacios de congresos. Allí debatirán tranquilamente durante las mañanas laborables el reparto del mundo en función del potencial de cada país. En ocasiones se encontrarán con mayores desplazamientos que les obligarán pasar la noche fuera de casa, en hoteles de cinco estrellas, haciendo uso de dietas difíciles de comprender hasta para ellos.

La repetición constante de esta situación por parte de quienes dominan el mundo nos da a entender lo complicado que debe resultar hallar la solución a este conflicto armado que, con algún que otro espejismo de cese, dura desde 2008 hasta nuestros días. Eso sí, la participación y el interés por parte de los países del primer mundo en esta guerra, continúa desde el otro lado de la barrera y, que no quepa duda, ellos desean que termine ya.

Sin embargo, esta participación parece menguar durante esta época del año, casualmente en periodo vacacional. Durante estos días la guerra en Gaza "está muy lejos". Debemos deducir que hay menos muertos porque los asesinos y las víctimas se van de vacaciones y nunca pensar que las razones por la que recibimos menos noticias son las merecidas vacaciones de nuestros representantes y de los medios que les cubren.

Pronto volverán a su duro trabajo, sus iPad y sus iPhone les estarán esperando. Seguro que esta vez harán todo lo posible para explicarnos desde el estrado las dudas como por qué hay armas estadounidenses en un conflicto palestino-israelí, quién vuelve encender la guerra tras el acuerdo de paz entre palestinos e israelíes, o bien, qué papel juegan en territorio extranjero las primeras potencias del mundo con todo lo que queda por resolver en su propio suelo.

Sea como fuere está claro, tenemos tanto que agradecerles que no sabemos por dónde empezar... ¿O sí?
Jacob G.