jueves, 14 de mayo de 2015

Señora, sus escrúpulos

Decidir, elegir, optar por, votar a… todo esto nos encanta a los madrileños, nos hace sentirnos importantes. Pero toda decisión tiene unas consecuencias y por eso debemos estudiar bien la situación antes de las próximas elecciones municipales. Esta vez partimos con la ventaja de conocer a una de las candidatas, la señora Esperanza Aguirre, que opta a presidenta de la Comunidad de Madrid por parte de Partido Popular.

Como nadie habrá olvidado, Esperanza Aguirre ya ha podido mostrar sus cartas como presidenta de la comunidad desde el año 2003 y hasta el 2012. Jugadas en las que ha sido capaz de actitudes ruines cuyo fin no iba más allá de conseguir poder sin importarle a quién pisar. Pero hagamos balance de sus actos, que es lo que de verdad nos importa.

Recordamos la cara que se nos quedó a los ciudadanos cuando la señora presidenta intentó engañar a los usuarios de Metro de Madrid con una campaña de Publicidad en la que comparaba nuestro transporte público con el de París, Berlín, etc. En esa campaña Aguirre decía que pagábamos menos que estos países, lo que no explicaba era lo que los usuarios fueron escribiendo en esos mismos carteles: (menos frecuencia, peores servicios, escaleras automáticas estropeadas, horario inferior, menos estaciones, incremento del abono mensual…

Recordemos también la cara que ponía la señora presidenta delante de las cámaras al hablar de la Sanidad Pública, inaugurando hospitales sin terminar pero eso sí, haciéndose la foto en la única habitación del pabellón con cama para que quede bonito.

Recordemos que mientras los españoles aguardan inmensas listas de espera, a Esperanza Aguirre se le habilita una habitación y un equipo médico para ella sola cuando precisó de atención médica. Así no funciona la Sanidad Pública señora mía.
Recordemos cómo nos cayó a los ciudadanos la noticia de que Esperanza Aguirre había colocado en puestos de trabajo privilegiados a unos cuantos familiares ahorrándoles la competencia y cobrando sueldos desorbitados.

Sin olvidar tampoco la recalificación de terrenos de la Ciudad Valdeluz o de Villanueva de la Cañada que hacían ganar a los tíos de Esperanza nada menos que dos millones de euros en seis años.
Recordemos, porque nos viene muy bien hacer memoria, la no tan lejana multa que le impusieron a Esperanza Aguirre por violar las normas de circulación estacionando su vehículo en doble fila en la propia Gran Vía. Recordemos como nuestra presidenta se negó a pagar la multa y se dio a la fuga.

Recordemos como estuvo cerca de arroyar a un policía, como tiró su moto y como, después de todo, ella misma decía que no había sido para tanto “como si nadie hubiera hecho nada malo nunca, ahora voy yo y por esto me quieren crucificar”. No, señora, queremos que cumpla con los deberes de ciudadano. Si no es capaz de eso no lo será tampoco de presidir la capital ni ninguna otra ciudad.

Sepa señora que en España no tiene cabida la gente como usted, ni como presidenta ni como vecina de enfrente. Usted podrá seguir intentando comprar a toda la población mayor de 70 años como intenta hacer, visitando salones de la tercera edad en vez de universidades e institutos porque allí no la quieren ver. Puede seguir creyendo que la táctica está en contradecir a Mariano Rajoy porque así da usted la razón a los que no comulgamos con sus palabras, pero usted y Rajoy son un mismo partido regido por unas mismas directrices y una misma política. Lo único que ha demostrado, señora, es que si usted fuera la máxima representante del Partido Popular las cosas serían diferentes… porque las haría mucho peor. Y mire que es difícil hacerlo peor que el señor Mariano.

Y todo esto es la conclusión que sale de sus actos como madrileña, no de sus palabras, de las que no se puede obtener verdad alguna. Pues los actos de las personas son los que nos dan la imagen más real de cada una. Y de usted, señora, lo único que nos dicen es que miente. Miente a costa de lo que sea para conseguir lo que pretende. Nos ha mentido a todos los españoles, ha intentado mentir a su propio partido, incluso por la espalda, y no ha tenido lo que debía de tener para fundar el suyo si tan en desacuerdo está como dice estar.

Ahora se le ha terminado el dinero y quiere más. Y lo pretende conseguir como mejor sabe hacerlo y como le ha funcionado hasta ahora: mintiendo sin escrúpulos.

Un consejo para usted... o mejor no. No le indicaría ni el camino al infierno, lugar que se ha ganado por mentirosa y donde quizás la hagan presidenta honorífica.


Aquí ya nos ha quitado usted bastante, señora.

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